A mediados de octubre habrá campamento del cole de Moni, al cual asisten todos los niños de primaria. Es en un sitio cercano a la Ciudad de México, especialmente habilitado para que los niños estén protegidos y disfruten al máximo. Tiene una duración de cuatro días en los cuales nadan, realizan diferentes ejercicios, hacen juegos en equipos, fogatas y cuchichean por las noches.
Desde la entrada a clases el famoso campamento ha sido motivo de muchas pláticas entre Moni, papá, mamá y hermano. El año pasado Moni lo pasó fatal en el campamento, que fue el primero para ella. Iba muy emocionada porque nadaría, porque iba a dormir con sus amigas y porque el hermano, que ha ido de campamento desde los 5 años no paró de contarle lo bien que lo había pasado y de asegurarle que le encantaría. La realidad fue muy diferente para mi nena, sufrió desde la primera noche que tuvo que dormir lejos de nosotros, de mamá en especial. Los niños duermen en cabañas supervisadas por monitores, la monitora que les tocó según Moni les regañó todo el tiempo, por lo que a cada momento se fue poniendo más nerviosa al grado de terminar durmiendo en la cabaña de su maestra. Cuando volvieron me dijo que nunca más iría a un campamento.
Al inicio de este año escolar Moni afirmó rotundamente que no iría. Más tarde empezó a decir que cuatro días no era tanto tiempo, pero en cuanto pensaba en las tres respectivas noches, el entusiasmo se le quitaba y se empezaba a angustiar. Y sin embargo hoy, después de mucho pensarlo, Moni decidió que sí iría al campamento. Desde el principio nosotros y el colegio le dimos la opción de que ella decidiera si quería ir o no. Pasamos varias semanas de indecisión, pero pudo más las ganas de pasar esos días con sus amigas y de ser niña grande como ella dice. A mí siempre me ha gustado que mis hijos vayan de campamento, me parece una magnífica oportunidad para que maduren, se sientan independientes, pasen unos días maravillosos con sus amigos y tengan recuerdos que les duren toda la vida. Y para mis hijos que han sido hijos "únicos" es la oportunidad perfecta para pasar unos días en compañía de otros niños.
Por el resto del año escolar los niños hablan de lo que hicieron, de las bromas, y de todo lo que pasó en el campamento. Y yo no quería que mi gorda se perdiera esa parte y se sintiera excluida del grupo. Pero era ella la que tenía que decidir si se sentía preparada para ir, y estoy feliz porque decidió que sí, que está preparada, que es grande. Mamá que ya tengo 8 años dijo, así que sus 8 años con 5 días fueron el impulso que Mo necesitaba. Mi nena va madurando, a su ritmo, pero cada vez está más mayor y con más confianza y seguridad en si misma. Esperemos que el resultado sea positivo!!