Hablar de adopción no
resulta fácil para todos, aún en esta época en la que los temas se hablan mucho
más libremente. Para algunas personas aún resulta incómodo y algunas familias
adoptivas consideran que el niño adoptado debe mantener en reserva su situación
de adoptado o cuando menos "sólo comentarlo con los más cercanos".
Cada quien maneja esta situación como mejor le parezca, sin embargo en mi
opinión esto le confiere un tinte de misterio y de que hay algo que no está
bien donde es mejor no hablarlo mucho. Tener una historia anterior a la
adopción no es ningún secreto, y no se trata de algo oscuro que hay que ocultar
o temer.
Me siento muy
orgullosa de ser madre adoptiva, espero que cuando mi niña crezca sienta el
mismo orgullo. Desde su llegada nosotros hemos pensado que lo mejor para ella
es tratar con toda naturalidad el tema de la adopción. Llevo cinco años muy
involucrada en la temática, si bien desde la perspectiva del amor que sentimos
no hay diferencias entre hijos biológicos e hijos adoptivos, tengo el
privilegio de haber conocido las dos maternidades, nuestros hijos adoptivos
vienen con necesidades adicionales para las que los padres debemos prepararnos
de la mejor manera. Y una de las cosas que me parece que es esencial es que el
tema se trate abiertamente. Con la gorda hablamos mucho de adopción, una de las
herramientas que me parecen mejor para su edad es leer libros infantiles o ver películas en los que se toque esta
temática.
El Árbol de las
Preguntas, libro infantil de Guadalupe Alemán, cuenta la historia de Isabel,
una niña de 10 años que siempre ha sabido que es adoptada. Un día en el colegio
le piden de tarea que lleve su árbol genealógico, es entonces cuando aprende el
camino para hallar las respuestas que necesita. Isabel cuenta que siempre supo
que era adoptada, no recuerda el día en que sus padres se lo dijeron porque en
realidad no hubo un día. La historia de su llegada a la familia siempre estuvo
allí y de un millón de maneras distintas, como por ejemplo el álbum que
hicieron sus papás cuando la conocieron.
Isabel se siente tan
segura del amor de sus padres que cuando una amiga le pregunta si es verdad que
la abandonaron de bebé, su respuesta es:
“Yo estuve en la panza
de una señora que no pudo quedarse conmigo, pero nadie me “abandonó”. Ella me
cuidó nueve meses y luego hizo lo necesario para que yo llegara con mi familia.
Ahh, y para que lo sepas, mis papás MORÍAN DE GANAS de que yo llegara. Me
esperaron durante años, así que si yo soy suertuda por tenerlos, ¡ellos son tan
suertudos como yo!”
Más adelante Isabel
expresa su tristeza en un diálogo imaginario con su perro:
“- ¿Sabes qué? Antes
no me importaba que hubiera un misterio en mi árbol genealógico, ni siquiera le
había dado vueltas en la cabeza ¡Y ahora de repente se siente horrible!
- Pues no hagas la
tarea y ya, le responde el perro.
- La tarea me vale un
pepino, sólo odio tener que preguntarme de dónde rayos vengo yo”.
Buscando respuestas,
Isabel encuentra un sobre escondido en el cajón de sus padres rotulado Para
Isabel, quien ya está lista.
Dentro había una
carta:
Querida Isabel:
Si estás leyendo esta
carta es porque te pusiste a buscar en nuestros cajones el secreto de tu vida.
No te preocupes, no vamos a regañarte. En tu historia hay muchas preguntas que
no hemos contestado, pero es sólo porque no tenemos las respuestas. A ti te toca
averiguar muchas de ellas conforme vayas creciendo.
Pero podemos decirte
lo que sí sabemos, lo que queremos que NUNCA se te olvide:
- Eres nuestra hija
- Te amamos
- Ya no podemos imaginar nuestra vida
sin ti
- Y no cambiaríamos a nuestra familia
por ninguna otra en el mundo
Aquí estamos para ti,
hoy y siempre
Papá y Mamá
Así que cuando llega
el momento de presentar su tarea en la escuela, pasa al frente y dice:
“ – Mis ojos no son
azules como los de mi papá, pero si chupamos limón hacemos gestos idénticos. Mi
mamá y yo tenemos la misma risa. A las dos nos gusta bailar y las dos
coleccionamos caracoles. Mi papá es bueno para cocinar y yo también. Nosotros
somos una familia adoptiva, así que no nos parecemos por herencia, sino por
puro amor. ¿Y saben qué? Eso es suficiente para mí”.
Nuestros hijos
adoptivos algún día se encontrarán en situaciones de este tipo, nosotros como
padres tenemos la tarea de darles las herramientas para lograr que una
situación que de entrada pueda parecer incómoda para nuestros hijos, sea
positiva, les ayude a crecer y fortalezca su autoestima.
A la vez, como efecto
secundario, porque lo que en realidad a nosotros nos importa es que nuestros
hijos estén bien, estas situaciones también nos dan la oportunidad de crear una
cultura de adopción, de desmitificar conceptos que la gente tiene al respecto,
uno de los más comunes es que la gente piense que somos muy generosos al haber
adoptado a un hijo. Cuando a mí me dicen eso siempre les pregunto si ellos han
tenido hijos por generosidad, y les explico que los hijos adoptivos son
simplemente hijos, sólo que llegaron a nuestra vida de diferente manera.
Hace unas semanas nos
tocó vivir una de estas situaciones. Moni terminó el kinder, en su colegio los
niños que terminan este ciclo preparan un trabajo a base de fotografías al que
llaman La línea de la vida. Presentan una foto por cada año de vida, empezando,
obviamente por una foto de recién nacidos, y preparan un pequeño texto para
cada foto. Luego lo presentan a los padres. Moni era la única nena de su salón
que no tenía una foto de bebé, así que empezó su historia con la foto del día
en que llegó a nuestra familia. Me sentí de lo más orgullosa de ver la
naturalidad con que ella lo manejó y la naturalidad con la que los otros niños
y familias lo escucharon. Las maestras antes me preguntaron cómo queríamos
manejar el tema, les sugerí que lo ensayáramos en casa y también en terapia,
así Moni se sentiría en libertad de expresar si algo le incomodaba. La verdad
es que lo que más temerosa la hacía sentir era hablar en público, así que pedí
pasar con ella cuando fuera su turno. Y vaya que pusimos el mal ejemplo, ¡a
partir de ahí todos los padres quisieron pasar al frente!
En un par de semanas
la gorda entra a primaria, un nuevo reto que estoy segura que con nuestro amor,
el apoyo de la terapia y el compromiso de su colegio lograremos superar.
Chiquita adorada, aquí
estoy para ti, hoy y siempre!!
El Árbol de las Preguntas
Escrito por Guadalupe Alemán
Ilustrado por Enrique Torralba
Editorial Sana Colita de Rana
La exposición de La línea de la vida
Papá no pudo asistir porque trabaja en otra ciudad, pero envió flores y una notita preciosa
Con mi hermano que siempre está presente
Con mis amigas
Los chicos no se dejan abrazar tan fácilmente
Me parece genial la forma en que amas a tus hijos y lo preparada que estas para que la adopción de Mony sea lo mejor que le pase en la vida ; )
ResponderEliminarEn lo personal pienso que apoyarse en terapia es algo muy inteligente de hacer.
Felicidades !!
Mónica