A continuación les dejo el artículo de hoy de Gaudencio Rodríguez. Gaudi es psicólogo y psicoterapeuta, es miembro de la Red Estatal de Organismos a Favor de la Infancia del Estado de Guanajuato. Lleva largo rato trabajando en instituciones relacionadas con la adopción. Además de ser gran seguidora suya a través de sus artículos, he tenido la oportunidad de escucharlo en persona en un taller organizado por Mejores Familias, A.C., en el que nos habló sobre el apego. Un gran profesional que conoce a fondo el tema y una persona con una gran calidez humana.
Desafortunadamente, en la Ciudad de México no hay casi profesionales capacitados en el tema de la adopción. Mucha de mi preparación como madre adoptiva ha sido a través de Internet, leyendo artículos y libros de expertos internacionales en el tema y compartiendo e intercambiando información con otros padres adoptivos a través de blogs y de foros. También han sido de gran ayuda los talleres organizados por Mejores Familias y otras instituciones.
Por fortuna, las terapeutas con las que Moni trabaja para superar sus problemas de aprendizaje y lenguaje y para manejar la parte emocional siempre han estado abiertas a aprender y les agradezco que se hayan tomado el tiempo de leer toda la información que les he compartido y siempre estén dispuestas a escucharme y a dialogar o incluso discutir temas en los que no siempre tenemos los mismos puntos de vista, pero siempre respetado mi punto de vista.
Psic. Gaudencio
Rodríguez
31/08/2012
gaudirj@hotmail.com
La parentalidad
adoptiva tiene muchas semejanzas con la biológica, al mismo tiempo que sus
especificidades. El éxito en la conformación familiar a través de la adopción
tiene mucho qué ver con la claridad, sistematización, eficiencia y calidez de
sus procesos, procedimientos y criterios de intervención. Para lo cual, la
preparación de los y las adoptantes, es esencial.
La mayoría de
estos serán papás por primera vez, y suelen venir de una búsqueda de un hijo
biológico que sus cuerpos les han negado; a eso se le suma la complejidad
propia de la parentalidad, lo mismo que las vicisitudes de vida por las que la
niña o el niño candidato a adopción ha pasado.
Entonces, la
adopción es un encuentro de esperanzas y duelos, de pérdidas y ganancias, de
alegrías y miedos en la “Triada de la adopción”: el niño, sus padres biológicos
y los adoptantes. Lo cual complejiza el encuentro. Pero que sea complejo no
significa complicado. Esto dependerá, sobre todo, de la preparación de los
adoptantes para ayudar al niño o a la niña a vincularse favorablemente y crecer
en la vida.
Por lo anterior,
el papel de las y los profesionales involucrados en la gestión y coordinación
de la adopción, es trascendental.
Se requiere de un
equipo altamente capacitado en este tema tan específico que,
desafortunadamente, las universidades aún no consideran. Razón por la cual, las
y los profesionales de la psicología, la medicina, el derecho, el trabajo
social, la educación y demás disciplinas relacionadas con estos procesos y
trámites, no cuentan con la formación académica necesaria, sino que la
formación se ha de obtener en el campo específico de acción donde la
capacitación debe ser constante para no dejárselo todo al “ensayo y error”.
En el
fortalecimiento de los adoptantes, el diseño y realización de cursos y talleres
que se les imparten deben considerar los aspectos generales de la parentalidad,
por ejemplo, límites, disciplina, manejo de sentimientos, educación en valores,
pero también deben poner énfasis en los aspectos específicos de la parentalidad
adoptiva: las implicaciones de la infertilidad en la pareja, el manejo del
origen de la niña o del niño, el manejo de conductas relacionadas con el
maltrato o abandono vivido, por mencionar algunas.
Y para que el
aprendizaje sea significativo, los y las profesionales de la impartición de
dichos cursos y talleres, requieren un conocimiento mínimo sobre la psicología
de la adopción, sobre los aspectos teóricos, técnicos y administrativos del
proceso de adopción, así como conocimiento acerca de la adquisición de
aprendizajes significativos y la manera de adquirirlos.
Para que una
adopción sea exitosa, es necesario tener en cuenta a la tríada antes
mencionada: el niño, sus padres biológicos y los adoptantes.
Las niñas y los
niños generalmente están deseosos de unos padres adoptivos, sobre todo cuando
se les ha ayudado a superar el maltrato vivido y el duelo por la pérdida de los
padres de origen. A los adoptantes hay que acompañarlos en las dificultades,
inhibiciones, angustias o ambivalencias que suelen activarse o intensificarse
en los primeros contactos con la niña o con el niño candidato a adopción, poniendo
en riesgo el pronóstico de la misma; aquí, el trato cálido, humano, respetuoso
y sin prejuicios por parte de las y los profesionales hacia los adoptantes es
esencial para que puedan exponer sus inquietudes:
¿Cómo
relacionarse con el niño en los primeros encuentros? ¿Cómo facilitar el
vínculo? ¿Cómo fomentar un apego seguro? ¿Qué tan conveniente es conservar y
compartir con el hijo una historia destrozada y tal vez llena de maltrato?, ¿De
qué manera?, ¿En qué momento? ¿A qué edad los niños comienzan a manifestar
curiosidad por sus padres biológicos?, ¿Qué hacer con dicha curiosidad?
Preguntas
pertinentes que urgen respuestas en un momento crítico donde el acompañamiento
profesional y asertivo resulta trascendental.