lunes, 8 de agosto de 2011

La línea de la vida



Hablar de adopción no resulta fácil para todos, aún en esta época en la que los temas se hablan mucho más libremente. Para algunas personas aún resulta incómodo y algunas familias adoptivas consideran que el niño adoptado debe mantener en reserva su situación de adoptado o cuando menos "sólo comentarlo con los más cercanos". Cada quien maneja esta situación como mejor le parezca, sin embargo en mi opinión esto le confiere un tinte de misterio y de que hay algo que no está bien donde es mejor no hablarlo mucho. Tener una historia anterior a la adopción no es ningún secreto, y no se trata de algo oscuro que hay que ocultar o temer.

Me siento muy orgullosa de ser madre adoptiva, espero que cuando mi niña crezca sienta el mismo orgullo. Desde su llegada nosotros hemos pensado que lo mejor para ella es tratar con toda naturalidad el tema de la adopción. Llevo cinco años muy involucrada en la temática, si bien desde la perspectiva del amor que sentimos no hay diferencias entre hijos biológicos e hijos adoptivos, tengo el privilegio de haber conocido las dos maternidades, nuestros hijos adoptivos vienen con necesidades adicionales para las que los padres debemos prepararnos de la mejor manera. Y una de las cosas que me parece que es esencial es que el tema se trate abiertamente. Con la gorda hablamos mucho de adopción, una de las herramientas que me parecen mejor para su edad es leer libros infantiles  o ver películas en los que se toque esta temática. 

El Árbol de las Preguntas, libro infantil de Guadalupe Alemán, cuenta la historia de Isabel, una niña de 10 años que siempre ha sabido que es adoptada. Un día en el colegio le piden de tarea que lleve su árbol genealógico, es entonces cuando aprende el camino para hallar las respuestas que necesita. Isabel cuenta que siempre supo que era adoptada, no recuerda el día en que sus padres se lo dijeron porque en realidad no hubo un día. La historia de su llegada a la familia siempre estuvo allí y de un millón de maneras distintas, como por ejemplo el álbum que hicieron sus papás cuando la conocieron.

Isabel se siente tan segura del amor de sus padres que cuando una amiga le pregunta si es verdad que la abandonaron de bebé, su respuesta es:

“Yo estuve en la panza de una señora que no pudo quedarse conmigo, pero nadie me “abandonó”. Ella me cuidó nueve meses y luego hizo lo necesario para que yo llegara con mi familia. Ahh, y para que lo sepas, mis papás MORÍAN DE GANAS de que yo llegara. Me esperaron durante años, así que si yo soy suertuda por tenerlos, ¡ellos son tan suertudos como yo!”

Más adelante Isabel expresa su tristeza en un diálogo imaginario con su perro:

“- ¿Sabes qué? Antes no me importaba que hubiera un misterio en mi árbol genealógico, ni siquiera le había dado vueltas en la cabeza ¡Y ahora de repente se siente horrible!
- Pues no hagas la tarea y ya, le responde el perro.
- La tarea me vale un pepino, sólo odio tener que preguntarme de dónde rayos vengo yo”.

Buscando respuestas, Isabel encuentra un sobre escondido en el cajón de sus padres rotulado Para Isabel, quien ya está lista.

Dentro había una carta:

Querida Isabel:

Si estás leyendo esta carta es porque te pusiste a buscar en nuestros cajones el secreto de tu vida. No te preocupes, no vamos a regañarte. En tu historia hay muchas preguntas que no hemos contestado, pero es sólo porque no tenemos las respuestas. A ti te toca averiguar muchas de ellas conforme vayas creciendo.

Pero podemos decirte lo que sí sabemos, lo que queremos que NUNCA se te olvide:

-          Eres nuestra hija
-          Te amamos
-          Ya no podemos imaginar nuestra vida sin ti
-          Y no cambiaríamos a nuestra familia por ninguna otra en el mundo

Aquí estamos para ti, hoy y siempre

Papá y Mamá

Así que cuando llega el momento de presentar su tarea en la escuela, pasa al frente y dice:

“ – Mis ojos no son azules como los de mi papá, pero si chupamos limón hacemos gestos idénticos. Mi mamá y yo tenemos la misma risa. A las dos nos gusta bailar y las dos coleccionamos caracoles. Mi papá es bueno para cocinar y yo también. Nosotros somos una familia adoptiva, así que no nos parecemos por herencia, sino por puro amor. ¿Y saben qué? Eso es suficiente para mí”.

Nuestros hijos adoptivos algún día se encontrarán en situaciones de este tipo, nosotros como padres tenemos la tarea de darles las herramientas para lograr que una situación que de entrada pueda parecer incómoda para nuestros hijos, sea positiva, les ayude a crecer y fortalezca su autoestima.

A la vez, como efecto secundario, porque lo que en realidad a nosotros nos importa es que nuestros hijos estén bien, estas situaciones también nos dan la oportunidad de crear una cultura de adopción, de desmitificar conceptos que la gente tiene al respecto, uno de los más comunes es que la gente piense que somos muy generosos al haber adoptado a un hijo. Cuando a mí me dicen eso siempre les pregunto si ellos han tenido hijos por generosidad, y les explico que los hijos adoptivos son simplemente hijos, sólo que llegaron a nuestra vida de diferente manera.

Hace unas semanas nos tocó vivir una de estas situaciones. Moni terminó el kinder, en su colegio los niños que terminan este ciclo preparan un trabajo a base de fotografías al que llaman La línea de la vida. Presentan una foto por cada año de vida, empezando, obviamente por una foto de recién nacidos, y preparan un pequeño texto para cada foto. Luego lo presentan a los padres. Moni era la única nena de su salón que no tenía una foto de bebé, así que empezó su historia con la foto del día en que llegó a nuestra familia. Me sentí de lo más orgullosa de ver la naturalidad con que ella lo manejó y la naturalidad con la que los otros niños y familias lo escucharon. Las maestras antes me preguntaron cómo queríamos manejar el tema, les sugerí que lo ensayáramos en casa y también en terapia, así Moni se sentiría en libertad de expresar si algo le incomodaba. La verdad es que lo que más temerosa la hacía sentir era hablar en público, así que pedí pasar con ella cuando fuera su turno. Y vaya que pusimos el mal ejemplo, ¡a partir de ahí todos los padres quisieron pasar al frente!

En un par de semanas la gorda entra a primaria, un nuevo reto que estoy segura que con nuestro amor, el apoyo de la terapia y el compromiso de su colegio lograremos superar.

Chiquita adorada, aquí estoy para ti, hoy y siempre!!




El Árbol de las Preguntas
Escrito por Guadalupe Alemán
Ilustrado por Enrique Torralba
Editorial Sana Colita de Rana



La exposición de La línea de la vida

Al terminar su exposición, abrazo emocionado a su maestra

Papá no pudo asistir porque trabaja en otra ciudad, pero envió flores y una notita preciosa

Con mi hermano que siempre está presente


Con mis amigas

Los chicos no se dejan abrazar tan fácilmente


1 comentario:

  1. Me parece genial la forma en que amas a tus hijos y lo preparada que estas para que la adopción de Mony sea lo mejor que le pase en la vida ; )

    En lo personal pienso que apoyarse en terapia es algo muy inteligente de hacer.
    Felicidades !!

    Mónica

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