lunes, 5 de noviembre de 2012

Hoy eres fiesta...

Hace 17 años murió mi papá, tenía una enfermedad terminal que en menos de un año se lo llevó. Su actitud frente a la muerte siempre fue muy abierta, a lo largo de esos meses tuvimos oportunidad de hablar mucho, de cerrar círculos, de repasar momentos alegres y tristes, de reírnos y de llorar, e incluso hasta de bromear frente a un acontecimiento que sabíamos que no tenía vuelta atrás. 

Unos cuantos días antes de morir, cuando ya veíamos que en cualquier momento perdería la conciencia, mamá nos reunió a todos y pudimos reírnos por última vez con él, abrazarnos y besarnos, agradecerle lo mucho que nos dio y decirle adiós. Después mamá le dijo "Ahora sí mi amor, cierra los ojos y déjate ir". Papá entró en coma y murió 4 días después.

Esta despedida es uno de mis grandes tesoros, un recuerdo que permanecerá grabado por siempre en mi corazón. Fue un acto de amor en el que la alegría y el agradecimiento imperaron por sobre la tristeza de perder a un gran esposo, padre y abuelo. Fiel reflejo de la familia en la que crecí, unidos en las buenas y en las malas, conservando el buen humor hasta en los peores momentos, hablando de todo de frente y sin tapujos. Una familia en la que los muy muy felices recuerdos nos han servido para enfrentar los momentos más duros, recuerdos que hacen que nuestros padres sean la ausencia más presente en nuestras vidas, recuerdos que son la base a partir de la cual los hijos hemos formado nuestras propias familias.  

Una tarde de domingo soleada y fría, en un cementerio lleno de flores, despedimos a papá. Yuca, mi hermano menor, leyó estas palabras que fue preparando mientras poco a poco nuestro padre se desprendía de este mundo y emprendía su último viaje. 

5 de noviembre de 1995
Papá:

Los que te queremos estamos hoy aquí reunidos para desearte un buen viaje, para decirte como lo hicimos antes, que vivir cerca de ti fue maravilloso.
Desde hace cinco años, con tu primer enfrentamiento a la muerte, y hasta hoy, nos has dado la más definitiva lección de vida: la de vivir intensamente cada minuto, amando a la vida y todo lo que de ella viene.

Hoy te has transformado en esas pequeñas formas de vida que diariamente nos regalabas: hoy eres música, esa música que tú nos enseñaste a amar y a utilizar como alimento del espíritu; hoy eres la entrega con la que transitaste por este mundo, la entrega que caracterizó todas las relaciones de tu vida; hoy para nosotros eres medicina, medicina que consolará y apoyará nuestros corazones en momentos difíciles y de felicidad; hoy eres la magia de vivir cada día, la magia de soñar y luchar por esos sueños, la magia de saber y la magia de sentir que nos estás escuchando.

Hoy eres paz, la paz con la que te vimos enfrentar este definitivo viaje, la paz de la bondad, la paz del desprendimiento. Hoy también eres fiesta, porque tú nos enseñaste que la vida es un evento que debe festejarse todos los días.

Hoy también eres un gran compromiso, el compromiso de ser grandes y buenos para pagarle a Dios, al destino y a la vida el haber tenido un esposo y padre como tú.
Nos quedamos llenos de cosas tuyas para compartir y cosas nuestras para compartir contigo. Nos quedamos llenos de ti.

Hoy los que te queremos estamos aquí reunidos para desearte buen viaje y para decirte lo intenso y maravilloso que ha sido y será haber compartido contigo la magia de vivir.

Gracias por todo.
Tu esposa Alejandra y tus hijos
Yuca
Como bien nos enseñaste con tu ejemplo, la vida es un evento que debe festejarse todos los días,Y HOY EN MI VIDA TU RECUERDO ES FIESTA, GRACIAS PAPÁ!!
Una de mis fotos favoritas con papá. 
Su mano temblorosa apretaba con fuerza la mía, transmitiéndome sus nervios, su nostalgia y su alegría mientras caminábamos juntos hacia el hombre que estaba a punto de convertirse en mi marido.

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